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23 de octubre de 2014

Sicilia



La isla italiana de Sicilia suma a su atractivo elenco de tesoros monumentales y naturales, un luminoso litoral salpicado de playas, acantilados y poblaciones ancladas en la tradición, sobre las que se alza el volcan Etna aún desafiante. Sicilia es la isla del barroco, la isla de los templos griegos, de las villas romanas,   las catedrales normandas y la gastronomía mediterránea. Una isla digna de visitar por la cual haremos un recorrido por sus puntos mas importantes y pintorescos sin olvidarnos de su gastronomia.


Palermo.
Comenzamos por la capital. Palermo fue antaño la joya del imperio normando, hay que visitar su Capilla Palatina (siglo XII) -dentro del Palazzo dei Normanni- y el bullicioso Mercado de Ballaró, lo más parecido a un zoco árabe en Europa, sigue siendo ruidoso y variopinto. Bajando hacia el mar, bien sea desde Monreale, o desde la salida de la autopista, accedemos a Palermo a través de la Via Calatafami, eterna avenida que nos da una idea del tamaño de la ciudad. A los lados (y mal señalizados como es habitual en Sicilia), están dos visitas tan contrapuestas como atractivas. Por un lado las Catacumbas de los Capuchinos en el Monasterio homónimo, famosas por sus cuerpos embalsamados, que gracias a las rupestres pero eficaces técnicas de conservación muestran momias “disecadas” de difuntos. Por el otro la Zisa palacio normando de arquitectura árabe recientemente restaurado que era residencia de los reyes normandos que gobernaban Sicilia desde Palermo. Siguiendo Corso Calatafami nos encontramos con la Porta Nuova, al lado del Palacio de los Normandos, alzada en 1460 para abrir la principal arteria de Palermo, la Via Vittorio Emanuele. Su techamen cubierto de azulejos es sin embargo una reforma de estilo manierista de 1535, promovida por el virrey Colonna para conmemorar la entrada triunfal del emperador Carlos V tras la victoria en Túnez. La restauración de 1696 para “parchear” los destrozos del terromoto añadió los 4 moros. Via abajo enocntraremos la villa Bonnano a la derecha con el Palazzo Sclafani de 1330 en uno de sus esquinas (hoy sede de la Comandancia Militar) y el Hospital
y Cuartel de San Giacomo a la derecha.Seguidamente a la derecha encontramos la plaza de la Catedral. El edificio catedralicio, alterado continuamente no ha perdido sin embargo su majestidad. Fue basílica paleocristiana, mezquita árabe, y templo cristiano para los normandos. Unida por dos arcos a la torre del campanario, ofrece una preciosa foto panorámica.Sin perder el hilo de Ariadna de Vittorio Emanuelle, curioseando por los comercios, y haciendonos
cargo del intenso trafico de coches, motos, motocarros, peatones, etc..., llegamos a Quattro Canti (Piazza Vigliena). Cortada por Via Maqueda, Emanuelle se abre a un armonioso espacio donde cuatro fachadas cóncavas de edificios del XVIII articulan en tres ordenes estatuas de los cuatro estaciones, los reyes españoles, y las cuatro santas palermitanas de cada distrito. Por la noche es imprescindible acercarse a la Plaza Pretoria, custodiada por el Palacio Senatorio, actual ayuntamiento y por la suntuosa Iglesia de Santa Caterina. En el centro de la plaza los jovenes de Palermo se congregan alrededor de la fuente Pretoria mientras los turistas se fotografian sin parar. A la salida de la plaza Pretoria llegamos a la Plaza Bellini circundada por el Antiguo Teatro y hoy pizzeria, y por la preciosa iglesia normanda La Martorana, además de la Iglesia de San Cataldo. Al otro lado de Vittorio Emanuelle, hallaremos entre callejuelas, el fascinante mercado de la Vucchiria. Su nombre deriva del francés, boucherie, es decir carnicería. Creció a partir de los siglos X-XII alrededor de la plaza Caracciolo y la vía Argenteria. Los puestos de fruta, pesacado, carne, quesos, especias, gangas, etc.. adquieren un halo mágico cuando cae la noche y los puestos encienden sus enormes focos y la luz se refleja en sus carpas rojas. La mezcla de olores y colores es tan indescriptible como inolvidable. En la Piazza Verdi se levanta imponente el Teatro Máximo (1875-1897), obra cumbre de Giovanni Battista Basile, que finalizó su hijo Ernesto y cuya inauguración tuvo a la obra de  Falstaff de Verdi como  primera representación. El teatro de  líneas neoclásicas está  presidido por una fachada en la que se muestra un frontispicio clásico sustentado  por seis grandes columnas corintias. Es considerado unos de los más afamados teatros líricos de Italia. Sin embargo desde su cierre hace varias décadas las  interminables obras han  impedido disfrutar de su música y de su espléndida sala de  cinco pisos de palcos  que dan cabida a 3200 espectadores (Es  el tercer  teatro de ópera más grande  de  Europa). En 1998 fue reinaugurado y hoy en día es referencia en el ámbito operístico.
A apenas 13 km del centro de Palermo se halla la playa de Mondello, -en una ensenada a los pies del monte Pellegrino- punto de ocio y escape del ajetreo de la ciudad. Por el día su playa es frecuentada por los palermitanos y por los numerosos turistas que ya desde Abril abarrotan las pensiones y hoteles de Palermo. Igualmente la noche induce a los más noctámbulos a tomar unas copas en sus terrazas del pequeño muelle de Mondello, donde los atraques del puerto deportivo han desbancado a las  barcas de los pescadores. De su pasado pesquero se  puede contemplar la torre cilíndrica del siglo XV, los restos de la  antigua  almadraba, y la torre de vigilancia del fico d’India.
La ciudad es bastante manejable para poder patearla sin necesidad de utilizar transporte público/coche. Es una ciudad que está llena de iglesias barrocas y teatros neoclásicos. Las zonas más interesantes son la Estación Central, Ballaro y Capo, entre la Via Vittorio Emanuele, Corso Tukory, cortando con Via Roma y Via Maqueda, estas calles están al oeste de la ciudad.
En Ballarò se encuentra el Palazzo Reale o Palazzo dei Normandi y dentro de éste la Cappella Palatina (la entrada cuesta 10 euros y es un impresionante mosaico desde el pie hasta las cúpulas de escenas bíblicas, esta capilla fue dedicada San Pedro), la iglesia San Giovani degli Eremiti (el interés de esta iglesia es que fue construida sobre la base de una mezquita) y la Piazza del Carmine.
En Capo es donde se encuentra la Cattedrale y la Piazza della Cattedrale, el Teatro Massimo, Piazza Beata Paoli, Quattro Canti, Mercatto delle Pulci, el Oratorio de San Doménico y la Chiesa de San Mateo. Recorrer las calles Via Bandiera y Via Sant Agostino. Y en la zona de Vucciria, recorrer Via Casari y Via Argenteria.
Haz alguna parada en las cafeterías que hay en la ciudad y prueba los dulces Cannoli, es un barquillo de galleta dura con queso ricota y azúcar, están impresionantes.
De Compras
La ciudad más interesante para hacer shopping es Palermo y su Via della Liberta’, en esta calle se concentran un gran número de marcas italianas (Miu Miu, Prada, Dolce&Gabanna, Liu.jo, Emporio Armani o Gucci) y Francesas (Hermès o YSL), así como vías tiendas multimarca (con firmas de moda internacionales).
Sin embargo, son más interesantes sus mercadillos de calle. Acércate hasta el mercado Ballarò, tiene principalmente comida, ropa y cachivaches en general, pero aquí si que vas a poder vivir el pulso de la ciudad y la Sicilia más auténtica. Altamente recomendable comprar aquí la bresaola (casi 15€ más barato que en España), el parmesano y el pesto. Otro mercadillo por el que merece la pena pasarse es el Mercato delle Pulci (tiene un aire al de Bruselas, si bien aquí los puestos tienen su espacio) donde podrás encontrar de todo, eso si, tienes que mirar bien .


 MONREALE
En el extrarradio de Palermo y sobre el denominado Mons Regalis que fue una finca de caza de los reyes normandos, hallamos la Catedral de Monreale. Bajo la sugerente excusa de que un sueño-visión en el cual encontraba un tesoro oculto por su padre, el rey normando Guillermo II llevo a cabo la construcción de una de las catedrales más bellas de Europa. La sublimidad de la obra no es apreciable desde el exterior aunque para las puertas de bronce (1186) se recurriera a Bonanno de Pisa, autor de la famosa torre homónima quién retrato en sus 46 paneles escenas del Antiguo y el Nuevo Testamento. Los mosaicos del interior de la catedral de Monreale necesitaron 2.200 Kg de oro y cubren casi 6.000 metros cuadrados de superficie. No fueron finalizados  hasta 1182 y participaron artistas griegos, bizantinos sicilianos y probablemente artistas venecianos enviados porel Papa para los mosaicos posteriores de la nave y los muros. Aparte de los tesoros que se encuentran contiguos a las tumbas, se hace imprescindible subir los 180 escalones que llevan al tejado y que nos permiten admirar los claustros desde lo alto además de ofrecernos una panorámica de Palermo desde Monreale.




 ERICE
Sobre el Monte San Giuliano, a 751 m de altura surge Erice, cuyo nombre deriva del siculo-itálico Eryx, que significa ‘Monte’. Imprescindible en cualquier planificación de viaje a Sicilia, Erice habitada desde el Paleolítico Superior, reune muchos rasgos sicilianos, como un urbanismo normando, la organización árabe de la vivienda en torno al patio y un amplio abanico de dulces. En Erice se vive el Medievo respetado, sus calles empedradas llevan la historia manchada en las piedras de sus empinadas cuestas. Si la niebla lo permite, y los ojos se esfuerzan, la vista desde lo alto de Erice, permitirá alcanzar Tunez o el Etna. Sin mirar tan lejos Trapani  se abre al mar en las faldas de la montaña. Y por el otro costado Valderice, el valle que se abre hacia el golfo Castellammare. Quizá debido a su imponente presencia, tutelando la provincia de Trápani, Erice ha sido desde tiempos inmemoriales lugar de culto y advocación a las divinidades clásicas. Incluso hoy en día sus numerosas iglesias confieren a Erice del halo de misticismo que desprendió antaño. Precisamente el punto más alto de Erice, donde se alza el castillo, fue lugar de culto y veneración -en todo el Mundo clásico y el Mediterraeo Occidental-, de las diosas del amor y la fertilidad, Astarté para los fenicios, Afrodita para los griegos y Venus para los romanos. Si tenemos en cuenta que al llegar a Sicilia desde el Sur, Erice es un faro natural sobre el promontorio, entenderemos el porque de su importancia. Además la existencia de un templo de origen incierto, cuyas sacerdotisas se prostituian con los peregrinos como ofrensa sacra que se veía recompensada con donaciones cuantiosas al templo explica que el binomio religión economía se prolongase en el tiempo. Ciudadela árabe, fue en época normanda, en concreto a partir de 1167, cuando tras la conquista del conde Ruggerio, adquiere el dibujo urbano de callejuelas sobre el que posteriormente se fueron edificando palacios, murallas, iglesias, las puertas de Trapani, Spada y Cármine, y el resto de elementos que perviven en el trazado que hoy admiramos. Hoy Erice es un punto de veraneo de algunos sicilianos y extranjeros, con segundas residencias, pero sobre todo es un tesoro arquitectónico perfectamente conservado, cuyas calles sólo ven roto su silencio por los turistas y el ajetreo de los cafes y tiendas de souvenirs de las calles que desembocan en la Piazza Umberto. Las angostas callejuelas son un laberinto de cautivadoras postales vivientes.Desde el aparcamiento de Porta Trápani, normanda, pero sobre fortificaciones elimianas, Vittorio Emanuelle II asciende hasta la Piazza Umberto, que aglutina la vida social de Erice. A la izquierda, antes de la plaza una callejuela nos abre a la explanada de la Chiesa Madre, Santa Maria della Asunta, del siglo XIV, levantada bajo reinado de Federico de Aragón. Su particular campanario, separado de la iglesia es en realidad una torre de vigilancia aragonesa de 1315. El maravilloso pórtico de la iglesia pese a ser gótico, algo insual en la barroca Sicilia, data del 1426. Sin embargo el gótico del interior es un “parche” de 1852. Dejando atras la iglesia de San Salvador seguimos por Vittorio Emanuelle hasta Piazza Umberto, donde podemos tomar un café en sus terrazas bajo el ayuntamiento, a la espera de que abran el Museo Cordici, que expone tanto restos arquelógicos, manuscritos, incunables, pintura y esculturas de diferentes épocas, y cuyo relieve de la Anunciación de Antonello Gagini, de 1525 es la joya más destacada. La ascensión concluye con la entrada a los castillos Pepoli, edificio normando gestionado por manos privadas y que sólo permite una visita parcial, y el Castillo di Venere, en estado ruinoso, pero que sugiere tiempos de gloria cuando haya por el siglo XII se construyó sobre el templo de Venus (Venere). La Piazza San Doménico y su bonita iglesia, sede del Centro San Giuliano y San Martín o la extramuros iglesia de Santa Ursula y la Addolorata son buenos postres para la excursión por Erice. Las suntuosas pastelerias de las calles de Erice son famosas por la elaboración de dulces de almendra y mazapan que antiguamente sólo se elaboraban en el convento.
Científico Ettore Majorana, las iglesias de



Merece la pena bordear Erice por las calles más tranquilas hasta llegar al castillo y a los jardines comunales, Giardino del Balio, donde el esfuerzo de subir las cuestas se ve recompensado con la paz, las vistas, y la visita al castillo.
Para llegar a Erice podemos elegir entre el ascenso en un moderno Funicular (Funivia de Erice www.funiviaerice.it/ ) que permite volar por encima de las laderas que van dibujando las islas Egadas o por el ascenso en coche desde Trápani (14 km), que zigzagea casi de forma interminable, pero que ofrece panorámicas del mar que parece estar al alcance de la mano. 
CASTELLMARE DEL GOLFO
Del golfo que baña sus aguas recibe el nombre Castellemare del Golfo, enclavada en un puerto natural entre San Vito lo Capo al oeste y Terrasini al este, y a unos 40 km de trápani Ya para los griegos fue una salida al mar de la ciudad de Segesta, labor estratégica continuada por los árabes que erigieron una fortaleza en el promontorio que sobresale de la costa. La fisonomía del castillo actual, de forma trapezoidal es obra de los aragoneses, que levantaron un macizo edificio. Además del castillo, la iglesia Matrice y el paseo por el puerto, no debemos perdernos la visita a la antigua fábrica atunera de Scopello y la reserva natural de lo Zingaro, y a poder ser bañarnos en sus pequeñas playas de agua azulada.  Se trata del lugar ideal para establecer la base desde la cual descubrir toda la parte occidental de la isla de Sicilia, pues está muy bien comunicada, ya sea en vehículo privado (la ciudad está muy cerca a la principal autovía siciliana, la A-29) como en transporte público (dispone de una estación de ferrocarril y de servicios de autobús que la conectan con Palermo, Trapani y muchas otras localidades).




 TRAPANI-MARSALA
Trápani es a priori el patito feo de las capitales de provincia de Sicilia. Lejos de desprender la grandiosidad de Palermo, los rincones de Catania o la elegancia de Siracusa. Merece conocer Trápani para poder discrepar con conocimiento de causa. Conquistada por los normandos en el 1077, Trapani recibió un nuevo impulso económico por parte de los aragoneses, gracias sobre todo al comercio de sal, coral, y conservas de atún, y sobremanera al ser punto de paso de los cruzados. Llegando desde la autopista de Palermo, accedemos a la periferia que nos conduce al Trápani. Tanto el Santuario de la Annunziata como el Museo Pepoli merecen retrasar la visita al centro de la ciudad.
Desde Trápani hasta Marsala se extienden las salinas. El cultivo de la sal ha dotado la región de un sello diferenciador que ha determinado las relaciones económicas, sociales y paisajísticas entre los habitantes de la provincia de Trápani y su entorno. El itinerario denominado “Via de la Sal” enfila su hilera irregular de molinios que dibujan un paisaje que Cervantes ya evocó. Los túmulos de sal, cubiertos de tejas de terracota parecen mantas que salvaguardan la sal. Actualmente aún se extrae sal de forma artesanal, de modo simbólico, generando un tipo de sal de gran calidad, y de coste a precio de oro. Al atardecer, los molinos despiden al sol, que ocultándose tras el mar mancha de tonos rojos las últimas líneas de cielo de Trápani.


 ISLAS EGADES

Las islas Egades, o Egates, son un pequeño archipiélago de tres islas, Favignana, Levanzo y Marettimo que se abren al Mediterráneo enfrente de la costa de Trapani.. Favignana, la más grande, está a apenas 6 kilómetros, y Marettimo, la más lejana está a unos 35 kilómetros. Las temperaturas en las Egadi oscilan desde los 6 grados de media en Enero y Febrero a los 45 en pleno agosto. Los cartagineses convirtieron las Egades en base estratégica, y no en vano sus costas vivieron una de las


batallas más célebres del mundo antiguo. En el 242 a.C en plena I guerra púnica cartagineses y romanos derramaron su sangre dando nombre a Cala Rossa, donde las aguas tiñeron el mar de rojo. La victoria de los romanos que hundieron cincuenta naves, y apresaron otras setenta, confirmo y conformo el control de los romanos en Sicilia. Los árabes y normandos emplearon las islas Egadi como plataforma de sus conquistas por el Mediterráneo, y el mismo uso dieron los piratas berberiscos que se escondían en sus calas para iniciar la rapiña de las costas del Mare Nostrum. La gastronomía local es, lógicamente marina, y destaca el pez espada y las variantes de atún. las “cassatedde“, son los postres típicos de las Egades, unos raviolis fritos rellenos de requesón y escamas de chocolate, espolvoreados con azúcar.
Como llegar a las islas Egades Para llegar a las Egades existen los servicios de Ustica Lines y Siremar que ofrecen, ferries (mototraghetto veloce o tradizionale) e hidrodeslizadores (aliscafi) desde Trápani. en verano la frecuencia aumenta. Además, entre las islas hay numerosos servicios que permiten conectar las Egades con rapidez. De Favignana a Levanzo apenas se tarda 10 minutos, y a Marettimo unos 30 minutos. Según los horarios de las dos compañías es más recomendable comprar sólo billete de ida. Como siempre si hay prisas los aliscafos son la solución, y si hay que reducir presupuesto, los ferries son más baratos y permiten disfrutar más del viaje hacia las Egadi.
Las ÉgadasSon un espectáculo natural de incomparable belleza, por las playas limpísimas y las aguas cristalinas. El archipiélago está formado por tres islas grandes – Favignana, Levanzo y Marettimo – además de una serie de islotes y escollos, las Égadas forman parte de la homónima Reserva Marina.
Puntos de interés
En Marettimo, destaca por su característico centro habitado lleno de casitas de pescadores. Con la barca se puede llegar a las numerosas grutas, como las del Camello y del Atún.
En Levanzo, en la Cala Minnula, se podrán visitar, con un guía submarinista, los restos de una antigua embarcación de edad romana. Magnífica es también la Gruta del Genovesse con incisiones y dibujos prehistóricos.
En Favignana hay que bañarse en las aguas de Cala Azzurra, llamada así por el color de sus aguas. Maravillosa es también la Gruta “Perciata”, término que en dialecto indica que la gruta está “agujereada” en la parte superior. Por la abertura entra la luz del sol que hace resplandecer las aguas.

 La Mattanza Las hoy placidas Egadas, han sido incólumes testigos de uno de los espectáculos más violentos y al mismo tiempo fascinantes de la relación del hombre con la naturaleza



Pinturas prehistóricas encontradas en Favignana ponen edad al oficio de los tonnare, expertos pescadores de atún, que con sus técnicas, artes y modus vivendi han representado como pocos la dureza del mundo del mar. Rosellini mostró como nadie la angustiosa captura de los atunes en el clásico Stromboli, donde el marido del personaje interpretado por Ingrid Bergman es uno de los tonnare. Instituidas como motor de la economía insular, la única activa de las más de cincuenta tonnaras que proliferaron por Sicilia, es la de Favignana. Es en los meses de Mayo y Junio, cuando los bancos de atunes en época de reproducción bordean las costas de las islas. Reconducidas a través de barreras artificiales hacia una consecución de cámaras rectangulares, son rodeadas en la “cámara de la muerte” por los barcos de los pescadores, que arponean los atunes en lo que acaba siendo una mezcla de matanza simbólica donde tradición y simbolismo se acaban de fundir con un espectáculo turístico donde la solas de sangre y espuma saltan a los barcos. A cambio de un determinado precio se puede acompañar a los pescadores. No es recomendable para aquellos que no deseen sufrir con las cruentas escenas de los atunes arponeados e izados a los barcos.





MARSALA
El primer escenario con el que uno tropieza, al llegar a Marsala, es el Stagnone, la laguna más grande de Sicilia . Considerada una de las zonas húmedas más importantes de Europa, es un espectáculo que entusiasma con las salinas que se reflejan en el cielo y sus cuatro preciosas islas (Isla Longa, Santa Maria, Schola y Mozia) delicadamente acostadas en el agua. Las salinas, que se extienden a lo largo de la costa, forman parte de la Reserva Natural de las Islas de Stagnone (www.salineditrapani.it). Un lugar fuera del mundo, donde se puede vivir la emoción de ver las grandes palas de un molino, que aún funcionan, girar con el viento, accionando los engranajes internos. Después, por la tarde, ocasos extraordinarios encienden de mil colores los espejos de agua de las cubas en el candor de la sal.  Desde estas orillas, una barcaza conduce a otro destino extraordinario, Mozia, isla encantandora que custodia los restos de uno de los asentamientos púnicos más importantes del Mediterráneo en un marco natural de una belleza extraña.
En Marsala deberéis probar el vino local y visitar la iglesia Catedral, con su majestuosa fachada barroca; el Palacio VII de abril; la Puerta Nueva, reconstruida en el siglo XVIII; y Puerta Garibaldi, anteriormente puerta de mar. Al sur de Trapani después de dejar atrás las salinas rosaceas que se enfrentan a la isla fenicia de Mozia, la carretera nos lleva a Marsala. Su nombre nos es conocido, bien por las aventuras del desembarco de Garibaldi en Sicilia, o bien por sus renombrados vinos. Sin embargo el viajero poco conoce de este antiguo asentamiento fenicio formado por los supervivientes de la colonia de Mozia, destruida por Dionisio de Siracusa en el 397 a.c. En 1860 Marsala volverá a ser una ciudad conocida gracias al siempre nombrado en sus calles Garibaldi. Además del Casco antiguo, lleno de comercios de venta de productos típicos, recomendamos callejear hasta toparnos con la catedral, o acabar en la Porta Nova. Las casas bajas, típicas de puerto marinero de Marsala se nos hacen amigables, y nos hacen valorar más los palacios, la iglesia de planta circular de la Addolarata, el Museo de los Tapices, o el arquelógico. Si es muy afortunado, encontrará abierto el Parque Arquelogico grecorromano, conjunto de casas romanas con mosaicos muy alegres, como el de la “Medusa“, o los restos de las estancias termales de la Marsala romana.
El casi siempre presente sol anima a comprar un pedazo de queso, abrir un buen vino, y comer cúal Lazarillo de Tormes en la tranquila Marsala.  
SAN VITO LO CAPO


San Vito lo Capo es un pequeño pueblecito del norte de Sicilia, situado entre la reserva natural del Zingaro y el Monte Cofano. En sus orígenes fue un pueblo de pescadores y aún conserva su sabor marinero, aunque ahora se ha convertido en un importante centro turístico gracias a su magnífica playa de fina arena blanca y aguas cristalinas.Tiene una población de 4.000 habitantes, todos emparentados entre sí. El desfile vespertino por el Corso es el único evento social digno de mención, además de las concentraciones de bañistas en las playas. Al menos para los sicilianos, a quienes jamás se les pasó por la cabeza la audaz idea de hacer una excursión hasta la bahía de Scopello, atravesando la cercana área protegida de la Reserva Natural dello Zingaro, visita obligada para los amantes del senderismo. Desplazarse a pie sin necesidad, caminando por la maleza que cubre el ecosistema del maquis, eso solo parece que se les puede ocurrir a los 'chiflados europeos' del norte. Destinar una jornada merece la pena.San Vito Lo Capo, en la provincia de Trapani, cuenta con ese aire amable y acogedor de las ciudades del norte de África como Argel o Tunicia.La península donde se ubica San Vito lo Capo tiene a los flancos dos reservas naturales, la de Monte Cofano y la Reserva naturale de lo Zingaro.



El ambiente de la playa del municipio, con sus palmeras, sus casas bajas decorando con buganvillas sus patios se semejan a las tradicionales kasbah de Marruecos. Pero no sólo la arquitectura y el urbanismo beben de ese aire magrebí, puesto que uno de los platos esenciales de la gastronomía local es el cuscús, y de ello cada año se celebra el ya célebre Couscous Festival, que reúne a los maestros cocineros de esta especialidad mediterránea en una competición por países.
San Vito es un destino turístico de primer orden gracias a su playa, pero hay que recordar un pasado histórico que se desprende de su Torrazzo, la vieja torre fortificada de vigilancia que a diferencia de las obras del arquitecto militar Camillo Camilliani, que actuaban como alarma contra los ataques berberiscos durante el medievo, fue levantada por iniciativa privada para la defensa de la tonnara adyacente.
El otro monumento destacado es el templo de St. Crescentia, de estilo árabe-normando, y que se relaciona con la leyenda de St Vitus, el mártir ajusticiado por Diocleciano.
Sol, mar que no envidia al caribe, hospitalidad y los mejores platos de pescado de Sicilia nos esperan en San Vito lo Capo, un destino agradable para unas vacaciones de los que conociendo Sicilia quieren pasar una larga temporada.
Reserva del Zingaro: Hay dos entradas en la reserva:
- Al Sur: desde Scopello - entrada principal con estructuras para la acojida.
Desde la autopista A/29 Palermo-Mazara tomar el enlace para Castellammare del Golfo. Seguir la SS 187 en dirección a Trapani hasta el enlace para Scopello.
- Al Norte: desde San Vito Lo Capo
Llegar hasta la SS 187 como explicado antes y después girar por el enlace para San Vito. En ambos casos hay que dejar el medio de transporte en los aparcamientos y depués seguir a pié.
Tarifas Costo de la entrada: 3 € - Chicos 10 - 14 años: 2 € - Grupos: 0,50 €- Visitantes con menos de 10 años: gratuito. 
CEFALU


 Esta localidad playera y bizantina es una de las visitas imprescindibles aunque dependerá del trayecto que hagáis por la isla. Destaca su centro histórico, el Duomo de inspiración árabe-normanda y los callejones medievales repletos de restaurantes y boutiques. No pasar por alto la Salita Saraceno, una escalinata que recorre las antiguas murallas con magníficas vistas.Cefalu es pese a su tamaño uno de los puntos más visitados por los turistas y viajeros que vienen de vacaciones a Sicilia. Su paisaje de pequeño puerto pesquero sobre el apacible tirreno es a menudo campamento para las rutas por la isla, y sus largas playas de arena dorada que se extienden hacia las bahías de Aranciotto y de Settefrati, con su siete farallones - que según la leyenda local son los cuerpos petrificados de siete hermanos que acudieron inútilmente para auxiliar a una bellísima mujer- son muy estimadas por nativos y foráneos.Entre tantas especialidades de pescado que les puede ofrecer la cocina de Cefalu, cabo reseñar las “anchoas de la duquesa”, un guisado hecho con anchoas, pan de molde, ajo, cebolla, perejil, aceite y vinagre, que se despalma sobre una rebanada de pan, tal vez añadiendo un poco de mantequilla, también el cous cous de pescado.El Corso Ruggero es la calle principal del casco viejo, marcaba los límites de la ciudad durante la Edad Media. Hoy se alinean iglesias barrocas y palacios nobles a ambos lados de la calle. Aquí se encuentran las tiendas más elegantes de Cefalu. En el puerto viejo se puede disfrutar de las mejores vistas del núcleo antiguo. Ahí también se halla la Porta de Pescara, una de las cuatro puertas de acceso a la ciudad en en el XVII. La catedral normanda es el centro neurálgico de Cefalu, bajo la sombra de La Rocca, gran roca de piedra, con forma de cabeza (Cephaloedium), que da nombre a la ciudad ,y sobre cuyas laderas se encuentra el Templo de Diana. En la piazza del Duomo se encuentran el antiguo Monasterio de Santa Caterina, actual ayuntamiento, y la fachada del Palacio Episcopal así como el palacio Piraino.Tampoco debemos dejar de ver en Cefalu el Museo Madralisca, el Bastión del cabo Marchiafava, el Lavadero publico medieval, el Osterio Magno con su ventanal, las estrechas callejuelas medievales empedradas que nos harán perdernos hasta encontrarnos con el mar o la catedral. 
VOLCAN ETNA


Durante la primavera, en las laderas de lava del volcán Etna, eclosionan unas delicadas islas florales a más de 2.000 metros de altitud. Aunque el entorno del volcán, todavía activo, parezca inhóspito y desolado, la tierra, sin embargo, es muy fértil. Una visita obligada en un viaje a Sicilia. Dicen de este volcán que se ve desde la Luna. Pero como no está al alcance de todos ponerse en órbita para comprobarlo, puede asomarse a su cráter en teleférico. También es posible rodearlo en todo su perímetro a bordo del tren Ferrovia Circumetnea. Ojo al visitante, hará frío así que programad una buena chaqueta.


La subida al teleférico, no dura más de veinte minutos. Los microbuses ya están esperando y calcula hora y media por allí. El horario de los teleféricos es hasta las cinco y media de la tarde (el último) hasta Noviembre. De Diciembre a marzo el último es a las 15,30. Compruébalo. Yo estuve en Agosto, subí en coche por esa carretera curvlinea y menos mal que me paré a hacer fotos a la subida, serían las 12 o así, porque al llegar al Refugio Sapienza, fotos a los Crateres Silvestri etc, salió una niebla que tapó todo el crater, asi que te recomeindo que pares a la subida y hagas fotos del crater que se ve muy bien.


Las instalaciones de la Funivia del Etna se encuentran sobre el vertiente Etna-Sur del volcàn,en el territorio del ayuntamiento de Nicolosi.El servicio de transporte funiviario o de telefèricos es activo todo el año, permitiendo una emosionante subida del Etna, el volcàn más alto y activo de Europa. Cada año son más de 300.000 los visitadores que aprovechan de la moderna instalaciòn de los telefèricos,de la capacidad de 1200 personas/horas,para alcanzaren solo 15min. la cuota 2500m sobre el nivel del mar posiciòn desde la cual es posible alcanzar las instalaciones esquiìsticas en invierno y las excursiones hacia los cràteres todo el año.   
SIRACUSA-ISLA DE ORTIGIA
Dicen de Siracusa que fue la ciudad más bella del mundo antiguo y que por sus calles pasearon Platón, Arquímedes o Esquilo. Hoy cuenta con la única escuela de teatro griego clásico fuera de Atenas (estrenan grandes producciones en mayo y junio). No perderse el barrio de Ortigia y el Parque Arqueológico de la Neapolis. Son numerosos los lugares de interés histórico, como los restos del anfiteatro (con un aforo para 15.000 espectadores) y la ciudadela de Dionisio II. Otras poblaciones de interés cercanas son Catania, Noto, Modica y Ragusa.
La Oreja de Dionisio es una gruta que se encuentra en la zona de “Latomia del Paraíso” (cantera de piedra) en Siracusa. Las “latomías” (que en griego significa corte de piedra) son grandes oquedades naturales en la pared de roca caliza que fueron ensanchadas y habilitadas por antiguos habitantes de Siracusa. En esta famosa cava calcárea se abre una gruta de 65 de largo, de 23 metros de alto y aproximadamente entre 5 y 11 metros de ancho. El visitante no puede evitar un viaje al pasado siracusano para susurrar su voz y que el eco le sople por todos los rincones de la cueva.  Siracusa cuenta con uno de los patrimonios arquelógicos más ricos de Sicilia,con la península de la Ortigia, nucleo original de población de los corintios que fundaron la ciudad, el parque arqueológico de Neápolis con su anfiteatro romano, el teatro griego, las Latomias o canteras de piedra, la Oreja de Dionisio y la gruta Dei Cordari, o la de los Capuchinos, donde en época griega los esclavos extraían los bloques de piedra caliza para la construcción de edificios y murallas. Frente a la entrada del museo arqueólogico de Siracusa, uno de los mayores errores arquitectónicos de sicilia, el Santusrio de Santa Madonna de las Lagrimas, un edificio de 80 metros, horroroso, que evoca la lagrimación, un suceso insólito por la incredulidad que despierta, según el cual un cuadro de yeso de la virgen segrega gotas. Las catacumbas de San Giovanni son una enrevesada red de laberintos subterraneos formada por 20.000 tumbas que ocupan una superficie de 10.000 cuadrados. Detras, en la vía Teocrito está el museo del Papiro y el Museo Arquelógico Regional Paolo Orsi. La península de la Ortigia conserva su dibujo de patios, callejuelas y plazoletas escondidas, vestidas con elegancia del corte arquitectónico barroco, tan reseñable en la Sicilia Oriental. Presidiendo la Piazza del Duomo con la iglesía de Santa Lucía alla Badia en un extremo, se ubica la catedral de Siracusa, con sus apacibles terrazas veraniegas. En Siracusa, es bastante complicado aparcar porque está prohibido en casi toda la isla y la zona azul es muy cara. Por suerte, encontramos aparcamiento no muy lejos de la isla, en una zona gratuita justo antes de cruzar el puente que lleva a la isla de ortigia.
Junto al mar y emanando agua dulce de forma natural, encontraremos la Fuente de Aretusa, un estanque con patos, peces de diversas especies y plantas de papiro, y cuya leyenda de amor entre la Ninfa Aretusa y el Dios del río Alfeo, adorna el misticismo del lugar. Siguiendo el paseo marítimo llegamos al extremo de la Ortigia, donde el castillo Maniace, una fortaleza construida por Federico II en 1239, defiende la península siracusana.
Fuera de Siracusa se pueden hacer algunas excursiones muy bonitas y de breve duración: una de éstas lleva a Cabo Murro di Porco, alcanzable tanto en coche como caminando (mucho más hermosa); otra a la Fonte Ciane, a 10 km de la ciudad, es alcanzable en coche o caminando, cogiendo el autobús n. 21, 22 o 23 de Piazza della Posta, en Ordigia a la entrada del Puente Nuevo, y bajando en el punto en que la calle encuentra el río y de aquí continuar por una hora a lo largo de las lozanas orillas del río Ciane, donde, único lugar además del Norte de áfrica, los papiros crecen espontáneos.

Siguiendo la senda caminando en lugar de llegar en coche, se pueden ver también las sugestivas ruinas del Olympieion, el templo dórico dedicado a Júpiter Olímpico que se remonta a la primera mitad del siglo VI a.C. Otra posibilidad es llegar allí con una de las excursiones en barco que salen del muelle cerca del Puente Grande, que atraviesa el río cerca de la desembocadura; los barcos remontan el río permitiendo de ver tanto las ruinas como el manantial. A media hora de coche desde Siracusa en dirección Norte, en la costa, se encuentra el sitio arqueológico de Megara Hyblaea (o Megara Iblea), ciudad ante griega luego romana, cuyos restos constituyen el modelo más completo de ciudad arcaica aún existente. Por lo que concierne el mar, la costa Norte de Siracusa es absolutamente de evitar por los ascos vomitados por las industrias químicas que se asoman. A sur en cambio las playas de la Arenella y de las Fontane Bianche son guapísimas y con aguas límpidas, y por eso muy frecuentadas. En el Arenella abundan los trechos de playa con servicios de pago; mejor dar dos pasos y pararse en una de las pequeñas playas rocosas algo más a sur. Fontane Bianche es un lugar de encanto, playa de arena muy fina y de frente una inmensa piscina natural…  
MARZAMENNI
El puerto pesquero de Marzamemi es bañado por las aguas jónicas al sur de Sicilia, al sur de Siracusa y poco antes de llegar a Pacchino. El núcleo urbano es pequeño pero en los meses de verano se llena de turistas atraídos por sus restaurantes donde degustar pescado fresco, y por su puerto donde los coloridos barcos tiñen de color las aguas de su bahía. El corazón de Marzamemi es la Piazza Regina Margherita, apenas unos centímetros sobre la altura del mar, donde la Tonnara forma parte indisoluble de la historia y la economía local. De hecho, su tonnara fue la segunda de Sicilia, por detrás de la afamada de Favignana, y ahora celebra cada cinco años una reminiscencia que sirve de reencuentro con las antiguas raíces, cuidando el sistema artesano y original de pesca de los atunes. Los productos de la zona como el tomate de Pacchino, el pez espada, o la ventresca de atún son muy apreciados por su maravillosa calidad. Si acudimos fuera de temporada es posible que tengamos la sensación de que el pueblo se ha convertido en un páramo, una población fantasma, donde muchos establecimientos están cerrados. Eso si, en verano el ambiente es sorprendente, y su puerto deportivo es un hervidero. Marzamemi es un pueblo de Pachino, la localidad cabecera, donde hay supermercados y servicios por doquier. Es una pequeña comunidad de pescadores que se especializan en el atun, y que antiguamente fue un borgo arabe. de ahi las construcciones de piedra y la arquitectura de la zona comecial que se llama Balata: la zona es de acceso peatonal asi que hay varios parking en la periferia, las calles son de piedra al igual que las construcciones. hay restaurantes, bares y algunos locales comerciales... es muy lindo especialemente de noche donde uno puede comer con vista al mar.durante el dia se puede disfrutar de las largas playas de arena amarilla y agua transparente donde incluso alquilan sillas y sombrillas. vale la pena conocerlo.Muy cerca se halla el parque regional de Vendicari, conocido como el Oasis de las aves que paran en su ruta norte-sur, y puede contemplarse con la visita a la villa romana de Tellaro y la ciudad barroca patrimonio de Unesco de Noto, a apenas 20 km. Los productos de la zona como el tomate de Pacchino, el pez espada, o la ventresca de atún son muy apreciados por su maravillosa calidad. Durante la fiesta de San Francesco, en el mes de agosto, el mar ocupa el espacio de los festejos con la procesión de las barcas de los habitantes de Marzamemi, la divertida cucaña, o la regata. Otro de los eventos reseñable  es el Festival del Cinema di Frontiera, al aire libre. Si acudimos fuera de temporada es posible que tengamos la sensación de que el pueblo se ha convertido en un páramo, una población fantasma, donde muchos establecimientos están cerrados. Eso si, en verano el ambiente es sorprendente, y su puerto deportivo es un hervidero.

 PORTOPALO DI CAPO


  Zona Siracusa. Cerca De Pachino y Marzameni, en la punta de la isla. Cielo y mar; tierra y viento. Con 3500 habitantes, el pueblo más al sur de Sicilia es el típico “posto di mare”. En la calle principal, sobre la iglesia, hay una veleta con forma de pez espada que marca la dirección del viento. A partir de allí, bares y negocios con artículos de mar.  De día el faro de Cozzo Spadaro es anónimo, de noche se convierte en protagonista. Es sede de la estación meteorológica, punto de referencia para la aeronáutica militar y para la Organización Mundial de Meteorología.


Los pescadores 
Portopalo al límite entre Europa y África, vive gracias al pescado y al tomate. Todas las noches, a las 2 de la madrugada se repite la historia: llegan los barcos pesqueros. Veloces y armónicos, los pescadores trabajan en cadena: seleccionan, acomodan en cajones, cubren de hielo y un chorro de agua completa el “packaging”. Los cajones pasan de mano en mano para ser acomodados en los camiones refrigerados, prontos a partir para el mercado central de Catania.



Los tomates de Portopalo. En las sierras de Portopalo hace calor y brilla el sol; clima ideal para los tomates. Se cultivan distintas variedades: el “datterino”, pequeño y alargado; el “ciliegino”, de forma esférica; y el “costoluto”, un tomate de forma irregular, rojo-verdoso y sabroso, único en el mundo, que crece solo entre Portopalo y Pachino. Palabras de los lugareños: “los frutos rojos y jugosos, crocantes cuando se muerden, embriagan con su perfume y el gusto dulce confirma el triunfo de los sentidos”.
Merece la pena visitarlo y pasar el día. 





TAORMINA Y LA ISOLA BELLA
Es recomendable acudir en transportes públicos, ya que el centro de Taormina es peatonal y aparcar el coche es bastante complicado, incluso en el inmenso parking de varias plantas.Otra opción es armarse de paciencia, o madrugar, o incluso dejar el coche algo más arriba de la ciudad, en dirección a Castellmola, que es a su vez un mirador perfecto para ver el Etna. Aún así, para los valientes, la zona de Mazzaro, la playa a los pies de la ciudad, es el lugar idóneo para dejar el coche. Desde aquí bien el autobús o el funicular nos llevarán al final de Via Luigi Pirandello, la carretera que sube del mar al centro de Taormina. Allí, la porta Messina, marca la entrada a la calle principal, el Corso Umberto I, repleto de tiendas de ropa y de recuerdos, tiendas de antigüedades, y balcones vestidos de flores. Emplazada a doscientos metros de altura, sobre el Monte Tauros, una espléndida terraza natural. Parece una visita obligada, aunque es un pueblo marinero perfecto, las tiendas de souvenirs lo han copado. Es una locadlidad alta y rocosa, con pequeñas bahías bañadas por el mar Jónico a sus pies, el casco antiguo de esta urbe medieval está repleto de sorpresas: la Catedral y su portada, la iglesia de Santa Caterina, el Odeón (un pequeño teatro de época romana) y sobre todo un teatro griego con vistas al Etna que de junio a agosto acoge el Taormina Arts Festival. Sin embargo, tales son los placeres visuales que nos puede ofrecer la ciudad que es imprescindible visitarla. Cabe destacar sobre manera elTeatro griego cuya importancia se evidencia en el posterior uso que continuaron los romanos. Pero no es la única joya, Taormina no sería nada sin los adornos naturales que engrandecen el teatro; la panorámica de la bahía de Naxos y el Etna al fondo hacen del Teatro de Taormina una de las postales más recurrentes de nuestra visita a Sicilia. Paseando por las calles de Taormina, repletas de recuerdos típicos sicilianos, encontraremos reminiscencias de la ocupación de la corona de Aragón, como los detalles del palacio Corvaja o el Ciampoli de estilo gótico catalán, o calles floridas de corte medieval, sin obviar la catedral de Taormina, Il Duomo de San Nicolo, la villa comunale con sus jardines, o el palacio de los Duques de San Stefano, uno de los mejores ejemplos de arquitectura normanda de la isla. Siguiendo Umberto I llegamos a la Plaza Vittorio Emanuelle II, construida sobre el antiguo foro romano, y que ahora alberga el palacio Corvaja o Corvaia (s. XIV), sede del primer parlamento de Sicilia (1410), y que combina una torre árabe del siglo X, decorada con piedra lávica y piedra pómez blanca, además de toques de gótico catalán. Actualmente es la sede de la Oficina de Turismo de Taormina y del Museo Siciliano d’Arte e Tradizioni Popolari, con pupis, marionetas sicilianas, vestidos típicos, carrettos y gran variedad de piezas, entre ellas los ex-voti, ofrendas rústicas de pinturas vóticas en agradecimiento a la intervención divina en salvaciones “milagrosas” en multitud de variopintos sucesos accidentados. A la izquierda del palacio está la Iglesia de Santa Caterina, construida en el siglo XVII sobre restos aún visibles desde dentro del odeón romano, un mini-teatro que albergaba 200 plazas. En el otro extremo de la plaza, el desvió de la Via Teatro Greco nos lleva hasta el espléndido Teatro, que es el monumento más solicitado de Taormina. Cerca están las ruinas de las Naumachie, titánica obra de una pared sostenida con contrafuertes, que permitía almacenar en una cisterna, las aguas provenientes de la montaña, para abastecer la ciudad e irrigar campos. De vuelta al corso alcanzamos la Piazza 9 Aprile, un mirador sobre el mar y el Etna. En ella la ex-Iglesia de San Agostino de 1486 hace las veces de Biblioteca, y sobre una escalinata, la barroca Iglesia de San Giussepe. Sobre la porta di Mezzo la torre dell’Orlogio despide la agitada plaza llena de turistas degustando los cafés más caros de Sicilia. De esta manera nos adentramos en el barrio más antiguo de Taormina, y en el que las influencias árabes se hacen más patentes, con callejuelas que desembocan primero en la Iglesia de San Giovanni de Malta de 1533, en el Palacio Ciampoli, un edificio gótico-catalán de 1412, con ventanas geminadas que hace de Hotel; y más adelante en la Plaza del Duomo, con el Comune (ayuntamiento), y la Catedral di San Nicolo, tan sobria como prescindible. Via Umberto acaba en Porta Catania, donde un escudo aragonés (1440) nos hace pensar que podríamos estar en cualquier zona del Levante Español. Antes de llegar, subiendo una serie de cuestas empinadas, arribaremos a la Badia Vecchia, (Aqui está el Museo Arqueológico) una torre normanda con almenas que se reformó en el siglo XIV. Otro ejemplo de arquitectura normanda es el palazzo dei duchi di San Stefano, en la Piazza San Antonio. Para descansar del ajetreo, la Villa Comunale, debajo del Teatro, jardines repletos de vegetación diversa, que a finales del XIX pertenecieron a la aristócrata escocesa Miss Florence Trevelyan (al parecer amante del futuro rey Eduardo VII), quién ideo unos edificios de ladrillo al estilo “lego”. Debajo de Taormina se halla la isola bella, un islote que en bajamar abre un camino de arena con la playa. En los alrededores podremos visitar las Gargantas de Alkantara, inaudita formación basáltica en forma de desfiladero en giardinni Naxos.


 CASTELLMOLA

El centro de Castelmola no es transitable para vehículos, por lo que os recomendamos aparcar a la entrada de la ciudad, en el parking en frente del hotel Villa Sonia. Muy cerca de Taormina, Apenas 5 km más arriba y tras un trayecto lleno de curvas.  Castelmola es un pueblito de 1000 habitantes, llamado el Nido de Aguilas de Taormina,ya que está ubicado muy por arriba de Taormina, y desde el la vista supera la ya muy buena panorámica que se tiene desde Taormina, que aunque está sobre el Monte Tauro, está unos 500 metros por debajo de Castelmola, lo que no es poco. Desde Castelmola no sólo se ve Taormina sino también Giardini Naxos y Sant Alessio Siculo, que quedan aún más distantes. Al ser una población no muy grande, Castelmola es ideal para hacer un paseo de medio día. Merece la pena quedarse a dormir en alguno de los hoteles, aunque sea para disfrutar de la vista del Etna en las noches de luna llena, cuando la luz que desprende el astro ilumina la costa jónica. A pie desde Taormina se llega en 90 minutos y en bus de línea en 10 minutos desde Taormina, aunque como el camino es sinuoso y en subida..... Ojo con los que no trepan,aunque sea por ruta muy a menudo.... Vas a encontrar además de lindos panoramas, unas callecitas lindas para caminar, llenas de negocios de todo tipo de souvenir, regalitos, etc. Lindos bares y restaurantes de distinto precio o podés hacer picnic, eso si subirás en bus con tu canasto o bolso. Hay un castillo de la Edad Media, de piedra, al que seguro irás y te va a encantar, es simple pero el sitio adonde está ubicado lo hace todo un "mirador"de la bahía inferior.


La oficina de turismo está en la Piazza San Antonio. Para tomar algo es recomendable un vino alla mandorla en el Bar San Giorgio, en la entrada al pueblo, por donde todo ha pasado una cola infinita de famosos en su visita a Sicilia.
La ventaja con respecto a Taormina es que el flujo de turistas es mucho menor, y por ello se puede disfrutar de apacibles paseos, y con una visita no menos sugerente al bar Turisi. La peculiaridad del loca, además de su excelente vino de mandorla (almendras), y de la tradición familiar que ha regentado el bar desde hace varias generaciones, es su decoración a base de falos y marionetas sicilianas (pupi). Desde luego el bar Turisi no dejará indiferente a nadie. 
GIARDINNI NAXOS

Naxos (del latín Naxus) fue una colonia de Sicilia en la costa este de la isla entre Catania y Mesina. Estaba en la desembocadura del Acesines en el lugar donde después se construyó Tauromenium. Actualmente Giardini Naxos es una localidad balnearia, volcada al turismo, donde sus playas se llenan de bañistas. Sobre la historia de Naxos podemos decir que se cree que fue la primera ciudad griega de Sicilia, fundada un año antes de Siracusa  el 736 a.C. El fundador fue Teocles, supuestamente ateniense, que después de naufragar en las costas de Naxos volvió con un contingente de colonos para crear un asentamiento, bajo la advocación de Apolo Arquegetes. El nombre seguramente le fue otorgado por la presencia entre los colonos de la isla de Naxos. Por Herodoto se sabe que fue conquistada por Hipócrates de Gela hacia el 498-491 a.C, que probablement la sometió, y después pasó a Gelón de Siracusa y a su hermano Hierón I bajo el que aparece en 476 a.C. Las alianzas con los atenienses durante la Guerra del Peloponeso para hacer frente a las sacudidas de Mesina y Siracusa, no impidieron que en el 403 a.C fuera destruida por Dionisio I de Siracusa, quién a traición tomo la ciudad, vendió a los habitantes como esclavos y permitió a los Siculos que se apoderaran de Naxos. El nuevo asentamiento bajo el Monte Taurus tomó el nombre de Tauromenion (hacia el 396 a.C) sobre la vieja Naxos.


El yacimiento arqueológico de Giardini Naxos excavado en los años 60 en el extremo del cabo Schisò mostró el trazado de las calles y casas de la antigua colonia de Naxos, además de constatar la existencia de una zona sagrada y santuarios como el dedicado a Aolo Arquegetes. La muralla megalítica de permite definir los límites de la ciudad. En el pequeño museo podremos ver piezas relativamente menores, fruto de las excavaciones, y pertenecientes a las diferentes fases de civilización de Naxos.
Lo más atractivo de la visita al parque arqueológico, es disfrutar del recorrido entre numerosos naranjos que crecen por doquier, entre los restos de edificios que ocultan al paso del caminante, restos de cerámicas que salen a la luz cuando se da una patada al suelo. Realmente impresiona la cantidad de material excavado, que se amontona en cajas a la espera de un estudio más detallado, al mismo tiempo que entristece como no se dá más salida a la cantidad de información que podría aportar una excavación más exhaustiva y controlada del yacimiento de Giardini Naxos. Uno no puede dejar de sentir que el expolio está a la alcance de la mano de cualquier turista que sigiloso, alargue la mano hacia los restos que florecen en cada rincón de Naxos. Muy cerca podemos encontarlas gargantas de basalto de la Gola de Alkantara, o la joya siciliana de Taormina

TYNDARI


Tindari en la provincia de Mesina es una dos puntos turísticos más visitado de la costa norte de Sicilia. Además de la ciudad griega, el santuario de la Madonna Nera es la meta de la peregrinación di fieles de toda Italia, y sin duda es uno de los espacios religiosos con mayor visitas de toda la isla. El 8 de septiembre la procesión anual recibe un gentío enorme que sube en procesión hasta el santuario.
Para terminar el circuito, la naturaleza brinda un maravilloso refugio visual. A los pies del acantilado donde se yergue el santuario, los Lagos de Marinello tienen una caprichosa forma que gracias a la vista aérea dibujan una estampa magnífica del golfo de Patti. La Madonna nera, El santuario de Tindari recibe el nombre por la virgen negra que preside la iglesia. El edificio actual es reciente, 1956-79, y sustituyó a la iglesia antigua del siglo XVI. Un lugar con unas vistas magnificas que no te dejara impasible. Alrededor del Santuario existen unas sendas por las que se puede hacer paseos. Tambien hay tiendas en las que podremos comprar una gran variedad de souvenirs. El aparcamiento se encuentra antes de llegar al Santuario.  

MILAZZO




Milazzo es la puerta por excelencia de entrada a las islas eolias. Lamentablemente las ansias por llegar al archipiélago provocan que pasemos a menudo de largo sin apreciar las oportunidades de conocer la ciudad. Los ferries salen del puerto despidiendo la “isla continente”, camino a otras islas más pequeñas. Llegar a las Islas Eolias es sumamente fácil ya que salen ferries diarios desde Messina, Palermo, y principalmente Milazzo, que es la puerta de entrada a las islas. Las naves parten hacia Lípari, Stromboli, Vulcano, Panarea, Salina, Filicudi y Alicudi, en ocasiones haciendo escala en otras de las islas del archipiélago eólico. Il Castello Tras su restauración el castillo ha vuelto a ocupar el lugar de importancia que tuvo durante los 5.000 años que lleva habitado de forma ininterrumpida la elevación, desde la ocupación neolítica hasta convertirse en atalaya sobre el Tirreno de griegos, romanos, bizantinos , árabes (que levantaron el primigenio castillo) y españoles que añadieron el último cinturón defensivo de bastiones. Este “corazón” de la ciudad se asienta sobre una roca natural desde donde se divisa una panorámica que va desde las islas Eolias hasta Calabria.
Además del Mastio, la ciudadela del castillo, rodeada por las sucesivas cintas amuralladas aragonesas y españolas, pasear por Milazzo nos permitirá descubrir sus numerosas iglesias, como el Duomo de S. Stefano,  s. Caterina, los restos de la necrópolis tardoromana y protobizantina, el jardín de Villa Vaccarino , el barrio de los españoles (quartiere degli Spagnoli) con el Antiquarium araueológico y sus restos de la ciudad romana, las Tonnara, el fortín de  Castriciani o la gruta de Polifemo. El palacio dei Marchesi d’Amico, actual bibilioteca municipal es un lujoso ejemplo de edificio nobiliario del siglo XVIII, de una de las familias más ricas, propietaria de las Tonnare y extensiones de viñedos. Por otro lado, la iglesia de S. Francesco di Paola, patrón de la gente de mar, recibe en mayo a un gentío inmenso en una de las fiestas más intensas de Milazzo. En el fortín de Castriciani merece la pena destacar un dibujo denominado Scarabeo, cuya función se desconoce si traspasaba lo estético o servía de cuadrante solar. De paso por Milazzo no ahy que perderse el santuario de Tindari a unos 30 km, y sobre todo los Lagos de Marinello con sus formaciones de arena en el mar azulado. La vista nos dejará boquiabiertos, y es que la naturaleza parece sacar pecho ante las obras levantadas por el hombre. Desde este balcón al Tirreno, podemos pasar horas atentos a las formas caprichosas de la lengua de arena de los lagos de Marinello, que son protagonistas sobre un fondo azul donde se distinguen las islas eolias. La laguna cubre un área de unas 400 hectáreas que la región de Sicilia protege para evitar que se diluya. Los nombres de los pequeños lagos son: Marinello, el más grande y lacustre, Mergolo della Tonnara y el lago Verde. La reserva también vela por la gruta natural de Donna Villa, llena de formaciones de estalactitas y estalagmitas, donde según la tradición oral una Maga atraía a los marineros con su canto y su belleza y los devoraba.


 AGRIGENTO
Aunque tiene mar y un casco antiguo respetable, en Agrigento hay que ir directos al Valle de los Templos. No perdáis el tiempo en la localidad si lo que queréis es viajar por Sicilia. Impresionante el yacimiento dórico que parece brillar al atardecer, Los siete templos son: Heras, Concordia, Zeus Olímpico, Heracles, Hefesto, Asclepio y de los Dioscuros, aunque los mejores conservados son los de Heras y el de la Concordia. Declarado Patrimonio de la Humanidad. ¡Y no es para menos! Preparad los sombreros y la portección solar, si la visita la hacéis en verano.
Nos fuimos para Agrigento, concretamente al recinto arqueológico, que está pasando Agrigento y es muy fácil llegar siguiendo las indicaciones, justo en la puerta de entrada había un aparcamiento y cuando fuimos a comprar los tickets, nos dijo el chico que “quitáramos la máquina” de allí (porque en Sicilia a los coches le llaman máquinas) que se la llevaba la grúa y nos indicó que más abajo pasando la curva de la carretera a la derecha se encontraban los aparcamientos del recinto y la otra entrada de acceso a la zona arqueológica, cuya salida se encontraba frente al lugar donde nos encontrábamos en ese momento, separada por la carretera, sacamos la entrada 10€ más 1€ por la exposición itinerante que se encontraba en esos momentos allí del escultor Igor Mitorag que más adelante describiré.


El Templo de la Concordia es uno de los mejor conservados de la Antigüedad griega. Es una de las más perfectas realizaciones de la arquitectura dórica. Posee  6 × 13 columnas y mide 16,92 × 39,44 m. Recibe su nombre por una inscripción en latín encontrada cerca del templo, en la que figuraba la palabra latina «concordia».  
ISLAS EOLIAS





Al nordeste de Sicilia, en el mar Tirreno, están situadas las islas Eolias, llamadas así por Eolo, el dios griego del viento, que habría habitado allí. El archipiélago comprende siete islas: Lípari, Salina, Vulcano, Stromboli, Filicudi, Alicudi y Panarea, ordenadas de mayor a menor extensión.


Para el viajero que recorre Sicilia, tan llena de atractivos, una excursión a esas islas puede ser un complemento interesante, puesto que el viaje por el mar y su origen volcánico suponen un atractivo adicional. El conjunto de las islas fue declarado Patrimonio dela Humanidad por la UNESCO en el año 2000. El puerto más cercano para viajar hacia las islas es Milazzo, situado en la costa norte de Sicilia, a 250 Kms. de Palermo, 120 Kms. de Catania y 38 Kms. desde Messina. De allí parten ferrys y aliscafos  que llevan a las distintas islas. Si lo que atrae más al viajero son los volcanes activos, las islas a visitar son Vulcano y Strómboli. A Vulcano puede irse y volver en el día; Strómboli, más alejada, exige pasar noche, pero compensa suficientemente el espectáculo del volcán vivo, que produce una extraña atracción.


La isla de Strómboli, ya desde la distancia, muestra su silueta de volcán, con su forma de cono de 924 metros de altura. El volcán está permanentemente activo y cada poco tiempo emite erupciones, precedidas de sonoros rugidos. La lava desciende por la llamada Sciara del Fuoco hacia el mar. Las dos poblaciones de la isla, situadas en la ladera opuesta, San Vicenzo y Ginostra, son lugares tranquilos, con blancas casas apiñadas, playas de arena negra, paisaje de olivos centenarios y restos de lava por doquier. La ascensión al volcán atrae a los visitantes, que han dado vida a la isla, al tiempo que llegan a invadirla en verano. La subida supone un esfuerzo, son tres horas de caminata, pero merece la pena acercarse al cráter y ver de cerca los estallidos del volcán y el magma incandescente que arroja. Hay excursiones organizadas con guía, para las que hay que ir provisto de botas, abrigo e impermeable y una linterna. Las erupciones son especialmente impresionantes por la noche y también pueden contemplarse en la lejanía a bordo de algún barco.
La isla de Vulcano está más cerca de la costa siciliana (dos horas en ferry, bastante menos en un aliscafo). Tras el muelle del puerto se extiende un lindo pueblo con numerosas casitas y vegetación. La pista de subida al volcán tiene bastante pendiente y resulta molesta de subir pues la ceniza de lava es un mal soporte para caminar. Cuesta una hora llegar a la cumbre. El cráter del volcán desprende vaharadas sulfurosas, entre lodos crepitantes, de olor penetrante; los carteles advierten del peligro de intoxicación en caso de estancia prolongada. Allí arriba la vista es espléndida: por un lado, se contempla la profundidad del cráter; por otro, el conjunto del archipiélago y se domina el resto de la isla y de la cercana Lipari, que ofrecen un paisaje de calas azules, puertos deportivos y playas. Junto al mar, en el farallón de Levante pueden tomarse baños de lodo caliente, que parece tener cualidades terapeúticas.Cómo llegar: Se puede llegar a las islas Islas Eolias desde Sicilia a través del ferry que parte: En Messina, con servicio a las 6:50, 8:40, 13:25, 15:25 y 18:55 horas. El trayecto de 3:30 horas por un precio de 25€. En Milazzo, con salidas a las 6:20, 9:50, 9:40, 12:00, 14:25, 15:10, 16:20, 19:10 horas. El trayecto es de 2:30 horas y el precio de 18€. En Palermo, con viajes de 4:30 horas a las 6:55 y 14:00 horas. El precio es de 44€. En Cefalu, con sólo un servicio a las 8:15 horas. El trayecto es de 2:50 horas y el precio aproximado 28€.


SCALA DEI TURCHI



La “Scala dei Turchi” o “Escalera de los turcos” en español, es un hermosísimo y extenso acantilado rocoso que da al mar, ubicado en Realmonte, a 18 kilómetros de Agrigento en la isla de Sicilia. Lo que hace de este acantilado tan hermoso es sin lugar a duda su color pues es formado de una piedra llamada Marga, una piedra calcárea sedimentaria totalmente blanco puro, en la que el viento y las lluvias a través de los siglos han dibujado en ella amplios escalones. Dicen que el nombre proviene de las antiguas incursiones de los piratas sarracenos y árabes (generalizando: Turcos) que protegían sus embarcaciones del viento en medio de estos acantilados.
Entre las playas que dominan la Scala dei Turchi se encuentran Rosello, Giallonardo, Le Pergole y Punta Grande, todas con excelente arena fina y con mar de un azul turquesa realmente invitante. Este acantilado se levanta en medio de hermosas playas de arena fina a la que se accede solo si se camina por las blancas escaleras de la piedra. Es sin lugar a dudas un lugar muy sugestivo y hermoso que os impresionará incluso antes de llegar.El mar es increíblemente transparente, unido a la brillantez de los escalones blancos, todos inclinados en dirección al mar.Un lugar que no se pueden perder. Lo mejor de la visita es que es gratis (raro en Sicilia). Es recomendable sin duda alguna tomarse su tiempo en esta cala de Sicilia y pasar una mañana o incluso todo el día, ya que nos trae una grata sorpresa si andamos por los acantilados unos cinco o diez minutos que nos llevan a unas pequeñas playitas en las que podremos disfrutar de un dia inolvidable. Las formidables vistas, su agua cristalina, un baño reconfortante en unas aguas tranquilas y transparentes, en general todo su entorno haran que no olvidemos jamas este lugar idilico. A mitad de camino entre la entrada a la cala, que esta bien indicada, bajaremos por unas escaleras de madera, las cuales nos llevan hasta el mar, desde alli andaremos por la orilla unos 10 minutos y llegaremos a la pequeña subida de roca blanca, una vez arriba seguiremos andando otros 5 minutos y llegaremos a un par de pequeñas playitas a las cuales tendremos que bajar por la proipia piedra. la dificultad no es grande al bajar aunque a simple vista lo parezca. encontrando el sitio adecuado bajaremos sin ningun problema y a disfrutar de la jornada.