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El servicio del taxi en Zaragoza


EL SERVICIO DEL TAXI DE ZARAGOZA



Coches de punto en el Coso

En nuestra ciudad, a principios del siglo XX había unas dos docenas de coches y Landós arrastrados por caballos que hacían los servicios de taxi con una licencia del Ayuntamiento. En ellos, el cliente y el conductor ajustaban el precio de la carrera y ya existían sitios de parada fija donde el usuario iba a buscarlos.
La revolución industrial y las nuevas técnicas cambian la ciudad de Zaragoza, El Paseo De La Independencia a partir de la plaza de España supone un ensanche de expansión que hizo crecer la zona de Santa Engracia. En estos mismos años se construye la zona de Hernán Cortés y Puerta Del Carmen, el cinturón de Zaragoza lo forman la Ronda de Echegaray y el Coso hasta el Portillo, lo que hoy conocemos como Conde de Aranda, a continuación vendría la Gran Vía y en los años 20, el Paseo De Sagasta hacia Torrero, con lo que nacía la Zaragoza moderna. Los conductores y propietarios de los viejos vehículos hacían excursiones por los pueblos vecinos de la ciudad, que hoy en día son nuestros barrios y polígonos.


La llegada del automóvil trajo consigo un sinfín de nuevos oficios y ocupaciones, una de ellas fue la de taxista. El origen de los taxis proviene de las grandes ciudades europeas, Londres, París y otras, y entiéndase como tal, como se conocen hoy en día, es decir, un automóvil con chofer, que presta sus servicios a las personas para llevarlas al lugar que le indique. Por lo tanto, no vamos a remontarnos al ómnibus de vapor del siglo XIX, ni tampoco a las diligencias, milord, calesas, cabriolets, landós y otros, partiremos de lo que es puramente un automóvil. Madrid y Barcelona fueron las primeras capitales en España que contaron con el servicio de taxi, esto ocurría entre 1908 y 1910. Es en el año 1916 cuando en Zaragoza comienzan a circular los primeros taxis por la ciudad, empezando así a formar parte cotidiana de la misma hasta nuestros días. La novedad fue acogida por los zaragozanos con gran revuelo y el comentario de la calle duró varios meses, unos sorprendidos por tanto adelanto y otros detractores porque este hecho rompía las costumbres y vida cotidiana de tantos años. El Ayuntamiento de Zaragoza concedió un permiso a cinco vehículos previo pago de un impuesto que rondaba las 200 pesetas. No se dictaran normas especiales, simplemente deberían adaptarse a las normas municipales, generales y a la reglamentación de los demás vehículos particulares. En 1916, en Zaragoza circulaban 170 coches y éste era el número de matrículas que alcanzaba la ciudad. Estos primeros taxis, que eran particulares, al iniciar el servicio tuvieron que competir con otros dos de transporte muy arraigados en las ciudades como eran los coches de caballos y el tranvía. Por ello el comienzo del taxi fue lento, pero poco a poco fue avanzando y en progreso, en especial en aquellas épocas de bonanza económica. No obstante, el taxi tardó nada menos que 40 años en desplazar a los coches de caballos de alquiler, y casi 60 al tranvía, aunque la expansión de Zaragoza en todos esos años, hoy haría posible una alternancia de los taxis y tranvías ya que estos últimos fueron siendo sustituidos por los actuales autobuses, por lo que el automóvil no le influyó. Sin embargo, sí que estaba más relacionado con los coches de caballo ya que los conductores de estos fueron los que irían pasando a ser chóferes del coche automóvil. Otros, los menos, y en especial los de mayor edad, se resistieron al cambio y siguieron con sus Landós y Simones hasta su retirada. No olvidemos que el transporte de tracción animal estaba arraigado desde tres siglos atrás.
Al llegar la siguiente década, en 1921, el servicio de taxi fue aumentando el número de vehículos y tan sólo tres años después la ciudad ya cuenta con 25 taxis lo que origina los comienzos de la organización de las primeras paradas de recogida de viajeros, una en el Paseo Independencia y otra en el Coso frente al Arco de San Roque. La gente de cada vez solicitaba más taxis, en especial la burguesía pudiente y a veces la clase media, ya que algunos de ellos no se atrevían a los peligros de la velocidad, sin olvidar que en nuestra ciudad, como en todas la mayoría de sus habitantes eran gentes humildes que trabajaban doce o catorce horas diarias y para los que coger un taxi suponía un lujo y un gran esfuerzo para sus bolsillos. No obstante el taxi era un buen negocio ya que a las gentes les gustaba que sus familiares, vecinos y amigos les vieran cogiendo uno, lo que parecía indicar un mayor nivel social. Hay que recordar que además había servicios y recorridos que eran los más habituales y que fueron en gran parte los que sirvieron para impulsar el taxi. Así por ejemplo, las bodas y bautizos tenían muchas solicitudes, el ir a los toros, al cementerio en los entierros, y sobre todo a la estación de Madrid y a la del Norte. La tarifa al cementerio costaba cinco pesetas al llegar el año 1930 y el desplazarse a la estación con bultos tenía un recargo a finales de la llamada " Belle Époque"Por el año 1925 se comienzan a ver los primeros taxímetros en la ciudad, que iban colocados fuera del vehículo, donde hoy se colocan los espejos retrovisores, con el fin de que el chófer lo viera bien ya que hasta entonces la tarifa era determinada según el recorrido establecido. Asimismo el taxi iba adquiriendo la mayoría de edad y su evolución seguiría en constante progreso. El automóvil fue decisivo en la orientación de la industria del taxi, principalmente en su vertiente empresarial. Hasta la primera década del siglo XX, la industria de los coches de alquiler o de plaza se encontraba en manos de pequeñas compañías o de profesionales autónomos. Las autoridades municipales definían unas normas o reglamentos, más o menos precios según la ciudad, y los profesionales ejercían su trabajo partir de este marco legal, pero al introducirse el sector del automóvil en la industria, la inversión inicial que se requería fue mucho más elevada, y como consecuencia, quedaba fuera del alcance de los conductores más modestos. Ello provocó una cierta tendencia a la concentración empresarial que, en Zaragoza, se empezó a implantar a partir de 1930. Las primeras agrupaciones de taxistas, con unificación de criterios y con una ligera reglamentación del Ayuntamiento de la ciudad, van dando sus primeros pasos. Así van naciendo las primeras agrupaciones, principalmente en garajes, tales como la de Lacarte, famoso concesionario de la marca Renault que, en la calle Ramón y Cajal esquina a Madre Rafols, tenía varios taxistas en servicio, lo mismo ocurre con Postigo en la calle San Miguel, que también se dedicaría a la enseñanza de los primeros conductores, llamados chóferes en aquella época. Otro garaje con avisos de taxi estaba en la calle Sanclemente, el 40-50 era su número de teléfono. Para los que serían como autónomos, el Ayuntamiento creó una serie de paradas en varios puntos estratégicos de la ciudad a lo largo de 1927 hasta 1932, que va quedando de la siguiente forma: (1)-Independencia, 15 (C. Dorado), teléfono: 27-02. (2)-Independencia, 21 (Coliseo), teléfono: 40-50. (3)- Coso, 78, (Teatro Principal), teléfono: 56-00. (4) -Coso 75, (Droga Alfonso), teléfono: 12-60. (5)- Pamplona-Hernán Cortés, teléfono: 50-50
Poco tiempo después y a lo largo de los años XXX surgieron estas nuevas paradas: plaza del Pilar, plaza de Paraíso (facultad), plaza Santa Engracia, y plaza San Roque. También existía casi de continuo en ambas estaciones de trenes, la de Madrid y la del Norte, y además se recogían llamadas a través del teléfono en los garajes citados de Lacarte, en el de Postigo y en calle Sanclemente. Las marcas de coche que hacían el servicio de taxi en aquellos años eran: Citroen en especial el modelo B-14, Ford X, Renault (varios modelos), Chevrolet, Hispanos Suiza, y también en menor cantidad, Peugeot, Opel y Buick.
Es en estos años cuando comienzan a implantarse los primeros postes de teléfono en la acera, junto a la parada de taxi, para recoger llamadas y como ya hemos citado anteriormente existían teléfonos en garages, los cuales con el tiempo se hicieron famosos y fáciles de recordar por los usuarios. En aquellos años, los taxis tenían tres distintivos o franjas cuyo color determinaba la categoría del servicio: los de raya amarilla eran los populares o baratos y cobraban el kilómetro a 0, 60 pesetas, los de franja azul eran del tipo medio y un poco más caros que los anteriores 0, 80 pesetas por kilómetro y los de franja blanca que podemos señalar que eran los de gran turismo, 1 peseta por kilómetro recorrido. El coste de la hora parada para las tres categorías era de 4 ptas.
La expansión del taxi entre los años 1928 y 1935 sigue en aumento ya que su difusión se hace cada vez mayor y el público se va acostumbrando más a ellos, llegando a los 150 coches en servicio. Entre 1934 y 1935 del ayuntamiento toma la decisión de unificar las franjas en un color, que vendría a ser el amarillo, excepto para nueve o diez vehículos que mantuvieron el color blanco para hacer funciones de vehículos de lujo, utilizados para importantes actos sociales o para llevar a las novias de la alta sociedad a la iglesia el día de su boda y a los que ulteriormente se les denomina “gran turismo”. Las nuevas franjas amarillas en los taxi estarán en vigor nada menos que 50 años, siendo un distintivo famoso y tradicional en Zaragoza. Al mismo tiempo se irá exigiendo a todos los taxis que sean negros con la franja indicada de color amarillo, exceptuando la decena de coches de gran turismo que eran de color libre y portaban un cartel distintivo junto al volante y que durante casi cuatro décadas tuvieron su parada en la Plaza de Sas. También es significativo el fuerte aumento de la matriculación de vehículos particulares que en los primeros 20 años del siglo habían alcanzado poco más de 400 matrículas y que sólo nueve años más tarde, en la década de los veinte , estaba a punto de alcanzar la matrícula 4000 (produciéndose un aumento de el 900%). Esa irrupción de vehículos, tanto públicos como privados, en las calles de Zaragoza anuncia el inicio de unos cambios profundos en la movilidad urbana y que hacen coincidir los primeros pasos de la popularidad del taxi con el abaratamiento de todos los medios de transportes de viajeros, en especial el de tranvías, que eran los que mayor número de viajeros transportaban en la ciudad. Al comienzo de los años 30 coincidimos con la remodelación de alguno de los primeros taxis que 14 años antes comenzaron a rodar y prestar servicio y que después de muchos kilómetros circulando tuvieron que comenzar a ser reemplazados. Pero no pasaron muchos meses sin que la situación política y social se fuera complicando día a día y así las revueltas populares anduvieron en aumento. Por ello durante los años de la República el sector del taxi vivió una inestabilidad al igual que la mayoría de los distintos sectores del país llegando con esta incertidumbre al mes de junio de 1936.
LLEGA EL CONTADOR A LOS TAXIS
Una innovación determinante para los automóviles de alquiler fue el taxímetro, inventor del ingeniero alemán Wilhem Bruhn en el año 1891. El taxímetro de Bruhn era un ingenio mecánico que medía el tiempo y la distancia recorrida por los vehículos, y en un principio, se acopló a los carruajes tradicionales. Su divulgación definitiva se debe al negociante norteamericano Harry N. Allen que en el año 1907 fundó en nueva York una compañía de automóviles de alquiler todos ellos con taximetro.
Mariano Bailo fue uno de los más famosos taxistas que ha tenido Zaragoza, del barrio de San José, ya que fue el primero que instaló en su taxi un contador, en el año 1924. Nacido en Zaragoza en 1898, del joven ya sintió una especial inclinación por los automóviles y fue al hacer el servicio militar cuando lo llamaron para conducir los vehículos del regimiento o por su facilidad en el manejo del volante. Comenzó a trabajar en el garaje de Lacarte, que era el concesionario de la Renault y tenía servicio de taxis; entonces el Sr. Bailó contaba 23 años. Doce años más tarde, en 1933, se estableció por su cuenta y compró otro Renault siguiendo en el servicio del taxi hasta su jubilación en el año 1963. Desde que instaló el contador todo el mundo quería comprobar la primicia y subir en el taxi de Mariano Bailo ya que constituía una auténtica novedad en Zaragoza y de esta forma el público comprobaba que por el servicio iba a pagar un precio justo. Así pues simultáneamente y poco a poco, otros muchos taxistas optaron por poner el contador. Queda constatada la popularidad de este taxista en el hecho que cuando falleció a los 80 años de edad la prensa de la ciudad se hizo eco de la noticia con amplios artículos en los que destacaba la persona de ese legendario taxista como uno de los pioneros en la instalación del primer contador en un taxi, no sólo en Zaragoza sino también en España. IR A PAGINA DE INICIO

1 comentario:

  1. En Talleres LaCarte también trabajó mi abuelo.... José María Gómez Gasca, al que llamaban "el Tempranillo". Vivía cerca de la estación del Portillo y era el primero de la fila... Y como no todo el mundo podía permitirse un taxi, si no eras el primero en estar.... Pues no hacías carrera... Formó parte del teléfono 5050 de taxistas en el paseo... Y tengo muchas más anécdotas por di alguien interesado quiere saberlas....

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